Los techos presentan una gran ventaja respecto al resto de superficies a pintar, y es que generalmente no se manchan ni ensucian. Por contra, es molesta la ejecución. Pero es necesario darles una mano de pintura para sanear y unificar el color, sobre todo si paredes y techos se van a pintar con el mismo color. Cuando se utiliza la misma tonalidad, los recortes serán muy sencillos ya que no se notarán los empalmes. Si pintamos con diferentes colores hay que tener más cuidado cuando nos acerquemos a la línea que separa techo y pared. Adónde no llega el rodillo utilizaremos un pincel y nos ayudaremos de la cinta de carrocero para dibujar una recta perfecta.
Si el techo está en buen estado, un repintado será suficiente.
Si presenta desperfectos los repararemos y lijaremos la superficie para mantenerla uniforme.
Si tiene manchas, después de limpiarlo adecuadamente aplicaremos una imprimación anti-manchas. Además de cubrir ayudará a que la pintura agarre bien.
Ya sólo nos quedará pasar el rodillo, con cuidado en los bordes, para no manchar la pared.
Y por supuesto damos por hecho que antes de todo el proceso se habrá protegido el suelo, y los muebles y enseres que no se puedan retirar. Vale la pena perder un poco de tiempo antes que lamentar daños irreparables.