Son las frases de la pandemia, el teletrabajo ha venido para quedarse, la venta online ha venido para quedarse, mantener las distancias ha venido para quedarse… El mundo no se ha movido, pero según algunos, todo ha cambiado.
Con la que ha caído hay un punto de verdad, pero no he leído nada sobre la importancia del comercio de barrio. Nadie ha contado que muchos han triunfado. Si, claro, dirán algunos, la razón es que las grandes superficies estaban cerradas. De acuerdo, es una causa, pero alguien debería explicar que ha habido cambios de opinión muy positivos en los que han comprado en las tiendas de proximidad. Caducas, antiguas, caras… pues que se lo pregunten a los que han pintado durante el confinamiento. Voilà, han descubierto la droguería de toda la vida y otras tiendas que podían abrir para profesionales.
Nosotros como fabricantes, hemos vendido a estos comercios mucho más de lo habitual y por ello hemos recabado información sobre el porqué de estas ventas. Y las respuestas nos han encantado.
En un principio, el confinamiento dio rienda suelta a las manualidades y al bricolaje. Los consumidores buscaron productos en los puntos de venta autorizados, a los cuales nosotros prestamos el servicio de siempre, aunque aumentase la demanda.
Y el resultado fue que encontraron pinturas de gran calidad a precio muy razonable.
Pinturas de la línea Manhattan, como el Mate-8 o el Standard fueron productos estrella durante la pandemia. Y lo mejor, es que muchos clientes de estos comercios han dicho que repetirán.
¿Será buena aquella máxima que dice que la calidad se recuerda mucho tiempo después de haber olvidado el precio?
Detrás de cada negocio hay dedicación y conocimiento, dan vida al barrio y el trato es cordial y familiar. Los fabricantes lo sabemos y ahora toca seguir mimándolos. Los consumidores también. Ojalá esto también haya venido para quedarse.