Aunque la patronal no para de insistir y el gobierno dice una y otra vez que trasladará algunas fiestas, lo cierto es que estamos a punto de vivir otra semana loca, la del 5 al 11 de diciembre; el 6 cae en martes y el 8 en jueves por lo que a las empresas se nos plantea el dilema de siempre. ¿Qué hacemos?. Todo va a funcionar a medio gas, exceptuando el comercio y el turismo, algo es algo, pero es obvio que esos días se van a paralizar operaciones comerciales, eventos y presentaciones, y nadie parece querer ponerle remedio.
Un año en el que ya vivimos esta situación se nos ocurrió trasladar el 8 al lunes y todo el mundo lo hizo al revés. Así pues, este año no moveremos nada, cerraremos los dos días festivos y abriremos los tres laborables.
El tiempo nos dirá si nos hemos equivocado, pero para no entrar en esta disyuntiva lo mejor sería que desde instancias superiores se modificara de una vez por todas el calendario racionalizando los períodos de trabajo.