Es de sobras conocido que cualquier superficie tiene que estar saneada y limpia antes de ser pintada, pero también es muy importante el secado, ya que al pasar de líquida a sólida debe formar una película uniforme que embellezca y proteja.
Hoy en día, dada la creciente preocupación por el medio ambiente, se están imponiendo las pinturas al agua porque al evaporarse emiten a la atmósfera agua o vapor de agua. La resina está en dispersión acuosa y cuando el agua se va evaporando, las partículas de resina se van uniendo formando una película continua. Es el caso de las pinturas acrílicas y vinílicas, usadas mayoritariamente en paredes y techos.
En el caso de pinturas al disolvente, el proceso es el mismo pero se liberan partículas más nocivas para el medio ambiente, de ahí que las novedades tecnológicas estén orientadas a pinturas ecológicas.
Esta sería una explicación simple del secado físico de la pintura; hay otros tipos, algunos muy sofisticados, que precisan de secantes, aceleradores, endurecedores y máquinas industriales para conseguir acabados rápidos y especiales. Pero eso, es territorio de profesionales.